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November 16, 2010 fm

¿Un Seminario Mágico?

El pasado 13 y 14 de noviembre impartí mi primer seminario de dos días en colaboración con la FEM – Fundació per l’Educació Emocional en Barcelona. Mi misión: Entrenar a los entrenadores de la FEM en ”Saber expresarse ante un grupo”.

En las magníficas instalaciones de Artchimboldi los nueve participantes y yo disfrutamos de dos días intensos y educativos llenos de risas, pasión, automejora, y sobre todo, magia.

Ana: “Lunes noche…..sentada delante del ordenador leyendo vuestros e-mails y dejando que la emoción me invada de nuevo por todos los poros de mi piel…….. me siento feliz, contenta y agradecida por este fin de semana lleno de luz ymagia.”

Rosa: “Daros las gracias a tod@s por la magia del taller de este fin de semana !!! 😉 […] Caray con el curso….tiene una programación mágica oculta?”

La palabra “magia” – que extraña, ¿no? Al fin y al cabo se trata de un seminario normal y corriente. Sin embargo, tan normal y tan corriente no debe ser, a tenor de las reacciones de los participantes. He estado analizando detenidamente este taller específico de la FEM. ¿Cuáles han sido los factores de tal éxito? ¿Cómo puedo repetir o incluso estandardizar este éxito?

La primera conclusión: el concepto “estándar” no puede aplicarse al mundo de los seminarios.

La segunda conclusión, basada en mi experiencia personal: el valor del seminario depende de la motivación de los participantes, de su nivel de positivismo y de mí mismo como formador.

Analicemos el seminario de la FEM. Los participantes afirman que yo puse toda la carne en el asador como formador. No estaban acostumbrados a ver a un formador participando en todos y cada uno de los ejercicios. Según Rosa, una de los participantes, superé todas sus expectativas con creces.

Tú puedes dar todo como formador y aun así el seminario puede no ser necesariamente mágico. Sólo será mágico cuando los participantes también pongan de su parte.

En el caso de la FEM, todos los participantes muestran una enorme motivación intrínseca. Quieren aprender. Quieren mejorar. Invierten dinero y tiempo libre para mejorar. No necesitan que nadie les motive. Ya están motivados. Y eso es un lujo.

Por otro lado, el nivel de positivismo en aquella sala fue exorbitante. Si eres una persona muy positiva por naturaleza, tu potencial de descubrimiento de nuevas facetas de tí mismo y la alegría que experimentas cuando las descubres son altísimos.

Todo aquello propició que iniciáramos esta travesía educativa e inspiracional juntos, un sábado por la mañana, y saliéramos del barco el domingo por la tarde como personas diferentes, como personas mejores.

Y eso sí es magia.

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